Sunday, February 11, 2007

patada en los ovarios,

o la "réplica" de Guillermo Saccomano a Beatriz Sarlo en el RADAR de hoy. Si bien no soy seguidora a full de la obra de Beatriz Sarlo, si bien tampoco me agrada del todo el rol hegemónico de "su" (?) academia, y si bien coincido en parte con la conclusión final de la nota de Saccomano (nuestra izquierda es una derecha, pero esto también lo incluye a él: recuérdese su nota sobre el peronismo en la revista Lucera, de Rosario), Beatriz Sarlo me parece lo suficientemente respetable como para preguntar, desde mi modesto lugar de blogger del montón, qué pasó acá. Autor, hace dos semanas, de un desganado texto de ocasión de efeméride, sin disimular que fue escrito por encargo (Osvaldo Soriano lleva 20 años muerto: ¿apesta o emite al fin algún olor de santidad literaria?), Saccomano quedó ahora incluido como tercero voyeur edípico de una escena primaria entre dos intelectuales de la generación anterior. (Están gozando, tonto.) Él fue quien menos tenía que ver en el asunto, y quien más cargo se hace, aprovechando la coyuntura para pegarle a mi ilustre tocaya y ser el varón del tango.

Vale la pena analizar párrafo por párrafo su texto, que es todo un compendio de argumentos misóginos. Es un texto torpe, que opera por metonimias que evocan identificaciones, y que no se sale nunca de la precariedad brutal del registro imaginario. Párrafo 1, golpe bajo 1, metonimia 1: Sarlo, sos Victoria Ocampo. Recurso: el odio de género queda camuflado bajo el odio de clase. Beatriz Sarlo es de clase media, Gui. Preguntá antes de tirar. Llamala por su nombre completo, pero además pedile a la AFIP su declaración de bienes, ya que sos tan guapo compadrito y vigilante. Y aunque fuera rica: es como si agredieras a un judío tratándolo de usurero y burgués. Pero claro, después la racista es ella que exotiza a los negros.

Párrafo 2, metonimia 2, golpe bajo 2: Sarlo, NO sos Virginia Woolf (se escribe con dos "o", dicho sea de paso). Recurso: tokenism, o dejar bien parada a UNA (una sola) representante del género, un token o símbolo, una prenda de paz, para que quede claro que no sos misógino aunque todas las demás sean un asco: Valeria Mazza ya te quita pureza intelectual con sólo estar a páginas de su columna, la Ocampo era una tilinga, Sarlo también, etcétera. (Dicho sea de paso, por mi parte no he visto últimamente nada más tilingo que la nota de Saccomano sobre el peronismo en la revista Lucera de Rosario.) Ah, y que el símbolo te quede bien lejos, como los negritos simpáticos del aeropuerto yanqui que tan bonitos le parecieron a tu amiga Sarlo. Nada de defender a las minas de acá. ¡Son todas unas tilingas! ¿No es cierto? Esto es como decir: pero mirá que yo tengo un (1) amigo judío en Holanda, no soy nazi, ¿eh?

Párrafo final: la verdad al final del túnel de golpes bajos. ¿No se podía llegar a esa conclusión por medios más, no digo nobles, sino limpios, honrados? Es verdad, nuestra izquierda es una derecha. Pero eso te incluye, Sacco. Porque nuestra izquierda, en vez de dedicarse a la caza de brujas a ver quién es más burguesa y a quién nominamos y echamos de la casa, debería estar preocupada por el oro que se lleva la empresa canadiense Barrick de la mina Alumbrera, por el arsénico que nos va a dejar en las aguas, por las aguas mismas de nuestro territorio que dentro de pocos años van a ser propiedad de poderosas empresas multinacionales, tal vez las mismas que ya echaron a los mapuches de la Patagonia con igual saña a la que describe Bayer en los acontecimientos del siglo pasado, o peor. ¿Alguien alzó la voz? ¿Alguien dijo o hizo algo? Por lo pronto, ya tenemos tropas internacionales instaladas en al Triple Frontera con la excusa del terrorismo. Justo en el punto donde coinciden tres ríos, vaya coincidencia. ¿Alguien se manifestó, escribió, habló contra eso? Sin ir tan lejos en el espacio y en el tiempo, ¿cuántos chaqueños y formoseños se instalan hoy en las villas de Buenos Aires para poder siquiera comer de la basura, mientras los gourmets degustan sus manjares en Palermo Soho a exorbitantes precios globales? ¿Alguien denuncia esto? ¿Alguien no calla?

Qué vergüenza.

Thursday, February 08, 2007

frase

FRANK COSTELLO: No puedo confiar en alguien que actúa siempre como si no tuviera nada que perder.

William Monahan et alt., The Departed (Los infiltrados)

Wednesday, February 07, 2007

vi Los Infiltrados

¡Al fin!

Y ya sé quién soy.
Soy Bill Costigan.


(Bueno, cuando terminé de leer La Odisea pensé algo parecido: "Ya sé quién soy. Soy Odiseo". Y Bill Costigan, como Ulises en La Odisea y a diferencia de los héroes de La Ilíada, es el héroe que uno siente que podría ser: solo, perseguido, condenado, despreciado, ignorado, humillado, torpe, orgulloso, una bestia y al mismo tiempo un héroe. ¡Las pruebas que pasa Bill Costigan! ¿Se llamará así la película en castellano por las dos fracturas de mano que se banca? No sé por qué hubo críticos a quienes les pareció "machista" la escena en que lo ama la mujer del otro. ¿No se merecía, acaso, todo ese amor? A Bill Costigan lo ama la mujer del otro y esa es la revancha de Bill Costigan. Y además ella la tiene re clara, sabe muy bien lo que hace.)