Wednesday, October 25, 2006

vivo, muerto, o...

En el diario de hoy, en el contexto de la polémica en torno a un extraño fallo donde una niña aparece algo así como muerta dos veces, una neuróloga menciona la película "Todo sobre mi madre".
Justo ayer vimos "Volver", la nueva de Almodóvar, EXCELENTE, donde reaparecen personajes que se encuentran en una especie de limbo dudoso o estado intermedio entre la vida y la muerte. Este podría ser el tema del melodrama de hoy en día, tanto del melodrama propiamente dicho ("Montecristo") como el de esas genialidades del manchego, que usa el melodrama llevándolo al colmo para hablar de temas más profundos y casi imposibles de articular como no sea a través de la poesía: el duelo imposible por la ausencia de la madre, etc. "Volver" es un poco como "Sexto sentido" al revés, y es mucho más lírica.
Puede ser que se nos estén volviendo borrosos los límites entre la vida y la muerte. No sólo por estas cosas de la tecnología (la "muerte cerebral" no existía antes de que fuera posible mantener funcionando el corazón de alguien técnicamente muerto) sino también en términos políticos y sociales. En figuras como la muerte civil y el desaparecido, que la última dictadura puso tristemente en uso; en situaciones absurdas como las de los extranjeros ilegales, los refugiados deportados, o los niños secuestrados por uno de sus progenitores mientras el otro se desespera por saber algo de su hijo; también en los pacientes "vegetativos" o sujetos al encarnizamiento terapéutico y que luchan por una muerte digna, surge como rasgo común la posibilidad de suspender un aspecto de la vida humana (sus vínculos fundantes, su identidad, su humanidad misma) mientras la biología sigue su curso.
Muchas situaciones de la vida contemporánea llevan esta impronta del muerto vivo. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, siempre este borde porta un rasgo melodramático; será por su condición de paréntesis vacilante, que habilita un posible desenlace feliz ("resurrección"), a diferencia de la tragedia, donde el daño ya está hecho y es irreversible y definitivo.
El muerto vivo también aparece en la tragedia, siempre ligado a la figura del justiciero. (La muerta viva de "Volver" también es una justiciera). Así, Antígona, luego de haber puesto su cuerpo en el lugar de la ley, desciende viva al Hades. Así Hamlet es apartado del reino de los vivos por su locura que lo hace ver fantasmas o por un fantasma que lo vuelve loco desde el momento en que asume el rol del vengador. Y Will Loman, el héroe de "Muerte de un viajante", ya está muerto en cierto modo cuando decide, mediante un suicidio altruista, enderezar por mano propia la injusticia que el sistema les ha infligido a él y su familia.
Me acomete esta intuición visceral: poner el cuerpo en el lugar de la ley lleva inexorablemente a un lugar de muerte no biológica, a un afuera respecto de la comunidad de los vivos; otra intuición que tengo es que esta función justiciera del cuerpo individual también es propia de esta época, como lo fue hasta la Modernidad. En el diario de hoy, también es un dato la cara sarcástica de Blumberg cuestionando el fallo que condena a cadena perpetua a "sólo dos" de los asesinos de su hijo. Algo viene fallando en la relación entre la ley y el mal, al que la ley ya no pune eficazmente a menos que algún loco le ponga el cuerpo al reclamo; y ni aun así.
Pero lamentablemente Blumberg está cuerdo, está bien vivo, y es peligroso.

1 Comments:

Blogger Gogui said...

Unos médicos residentes en Atopia insistían en que un chico que ocupadba el respirador indefinidamente por encontrarse en un coma prolongado estaba sacándole la oportunidad de usar el respirador a otra persona que lo necesitara.
Estas cosas pasan cuando se cruzan la vida, la muerte, al tecnologías y los hospitales. Y si a eso le sumamos niños, médicos y carencias, vamos muertos si nos preguntamos acercá de qué es estar muerto.

2:31 PM  

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