Thursday, October 12, 2006

escrito con la mano izquierda

Me llegó hoy una cadena de emails iniciada por María Cristina Saborido, "Tula", ex detenida en el Pozo de Banfield, donde cuenta la agresión sufrida por el novio de su hermana, a manos de dos desconocidos, en la madrugada del lunes pasado. Horas antes ella había recibido un email anónimo donde se la amenazaba e insultaba, como también a sus hermanos y al novio de su hermana, y al final se vivaba a la patria, como si algunos fueran la patria y otros no. Para prevenir la reproducción de la violencia preferimos no reproducir detalles, limitarnos a complacer el pedido de difusión, y añadir que la persona atacada sufrió lesiones leves, no menores por ello.

"NO SOLO QUIEREN DESAPARECER A JULIO LOPEZ. NO NOS DEJEN DESAPARECER!!!!!!!!!!" dice el email de "Tula" en letras mayúsculas. No es por culpar a las víctimas (estamos todos bastante hartos de ese mecanismo perverso) sino para señalar posibles efectos no buscados de un discurso: ¿Habrían hecho esto esos tipos si los organismos de derechos humanos y los medios que se hicieron eco de ellos no hubieran sido tan irresponsables en la rapidez con que salieron a agitar ante la opinión pública el espantapájaros del "pasado negro que vuelve" y hubieran dejado abierto el campo de la duda? ¿Por qué no puede estar deambulando bajo los puentes, traumado y shockeado, este anciano de 74 años que tuvo que carearse con su verdugo sin haber recibido ayuda terapéutica en décadas? ¿Tanta es la culpa de no haber previsto una protección a los testigos, que hubo que saltar así, a afirmar (sin pruebas) que a Julio López lo "desaparecieron"? ¿Hasta cuándo los argentinos vamos a seguir utilizando cada una de nuestras desgracias para jugar a la pulseada del poder político, al conteo de cabecitas en el acto de cada cual? Ayer Blumberg e Ibarra, hoy los DDHH. Cuántos miles de velas, parece ser lo único que importa; no la verdad, sino los usos de la sospecha. A cualquier precio. Agitar estos fantasmas no ha sido sin costo: ahora, viendo el miedo que se le tiene, la mano de obra desocupada impune se siente fuerte y sale a lastimar desde sus vergonzosas tinieblas.

Que la justicia se imponga.
La justicia, no el terror.

1 Comments:

Blogger Diego said...

Acuerdo con lo que decís.

5:26 PM  

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