Rescatando al soldado Soldi
¡Oh no!
¡Los cuises se comieron los cables del teléfono!
Ayer fui a ver la muestra de Raúl Soldi en el Castagnino (recomendación; véase el Rosario/12 de mañana) y me acordaba de las ratas que roen las ataduras del prisionero en "El pozo y el péndulo" de Poe; tal cual estos bichos. Tuve de chica el libro de cuentos de Poe ilustrado por Soldi (eran unos librotes gigantes, hermosos; si mal no recuerdo, de la editorial Atlántida) y me acuerdo de cómo dibujaba Soldi las garritas de las ratas.
Una belleza, lo que hizo Soldi con el carnaval veneciano de Poe, no me acuerdo si en el Tonel de amontillado o La muerte con máscara roja. (En realidad no afirmo nada con esto: si mi idea de belleza viene en parte de ahí, entonces estoy juzgando una obra con el estándar adquirido a partir de ella, algo bastante tautológico, circular.) De chica, me imaginé unas caras barbadas en las puertas del armario del comedor y una dama antigua en las vetas de la madera de la puerta del baño. No le dije nada a nadie y en parte es por eso que viví para contarlo. Dibujaba damantiguas con el dedo en los vidrios empañados del auto. Aquellas figuras de las vetas de la madera eran altas y lánguidas. Eran Soldi puro.
Pensar que cuando vivía en Buenos Aires, en 1994, vi los carteles de la muestra de Soldi y no la fui a ver. Me parecía una cosa empalagosa. (Zurbarán también.) Ahora si algo me harta, y muy especialmente desde el viernes en que tuve la desdicha de arrimarme a cierta profe de Letras (media hora que casi me amarga el fin de semana), son los académicos que posan de críticos artísticos o literarios con frases soberbias típicamente argentinas en esta onda: "Lo que yo rescato de Borges...". (Hoy prefiero un Nacho Zaldívar que te hace querer a los artistas. Y se nota que él los quiere.) Con mi amiga Silvana dijimos en broma que un título de mi nota podría ser "Rescatando al soldado Soldi".
Pero lo del teléfono no fue Telecom, fueron los cuises. Está muerto, sin tono, desde el viernes al mediodía. Telecom hubiera dejado una grabación y ya lo habría reconectado a esta altura, porque pagué el viernes a la tarde, dos meses de un saque. ¿Reparaciones era 113? ¿Qué cara pondrán cuando vean los restos de ese cable?
¡Los cuises se comieron los cables del teléfono!
Ayer fui a ver la muestra de Raúl Soldi en el Castagnino (recomendación; véase el Rosario/12 de mañana) y me acordaba de las ratas que roen las ataduras del prisionero en "El pozo y el péndulo" de Poe; tal cual estos bichos. Tuve de chica el libro de cuentos de Poe ilustrado por Soldi (eran unos librotes gigantes, hermosos; si mal no recuerdo, de la editorial Atlántida) y me acuerdo de cómo dibujaba Soldi las garritas de las ratas.
Una belleza, lo que hizo Soldi con el carnaval veneciano de Poe, no me acuerdo si en el Tonel de amontillado o La muerte con máscara roja. (En realidad no afirmo nada con esto: si mi idea de belleza viene en parte de ahí, entonces estoy juzgando una obra con el estándar adquirido a partir de ella, algo bastante tautológico, circular.) De chica, me imaginé unas caras barbadas en las puertas del armario del comedor y una dama antigua en las vetas de la madera de la puerta del baño. No le dije nada a nadie y en parte es por eso que viví para contarlo. Dibujaba damantiguas con el dedo en los vidrios empañados del auto. Aquellas figuras de las vetas de la madera eran altas y lánguidas. Eran Soldi puro.
Pensar que cuando vivía en Buenos Aires, en 1994, vi los carteles de la muestra de Soldi y no la fui a ver. Me parecía una cosa empalagosa. (Zurbarán también.) Ahora si algo me harta, y muy especialmente desde el viernes en que tuve la desdicha de arrimarme a cierta profe de Letras (media hora que casi me amarga el fin de semana), son los académicos que posan de críticos artísticos o literarios con frases soberbias típicamente argentinas en esta onda: "Lo que yo rescato de Borges...". (Hoy prefiero un Nacho Zaldívar que te hace querer a los artistas. Y se nota que él los quiere.) Con mi amiga Silvana dijimos en broma que un título de mi nota podría ser "Rescatando al soldado Soldi".
Pero lo del teléfono no fue Telecom, fueron los cuises. Está muerto, sin tono, desde el viernes al mediodía. Telecom hubiera dejado una grabación y ya lo habría reconectado a esta altura, porque pagué el viernes a la tarde, dos meses de un saque. ¿Reparaciones era 113? ¿Qué cara pondrán cuando vean los restos de ese cable?
2 Comments:
En un reportaje que le hicieron hace años a Maccio, decía que cuando quería ver un cuadro bien pintado, entraba a la galería mas cercana y daba vuelta un soldi. alejandro.
Abstracto fanático, el hombre.
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