Sunday, October 15, 2006

¡Un feliz día para Toni Morrison!

Hoy es el día de la madre.
En el suplemento de Libros del diario para el que escribo, hay listas y listas de escritores y solamente dos nombres de autoras: uno, el de Nadine Gordimer (sólo el apellido), que aparece en la bajada por error, confundido con otro: el de Toni Morrison, autora de Beloved. Esta novela, según una encuesta que se cuenta en la nota en cuestión, fue votada en Estados Unidos como la mejor novela en lengua inglesa que se haya publicado en los últimos 25 años.
A los ingleses, aquello parece haberlos sacado de quicio; para recuperar su impasibilidad flemática, emitieron una lista de 20 obras donde sólo dos (en los puestos 13 y 15) fueron escritas por mujeres. Se menciona como al pasar esta polémica a dos orillas, sin señalar las cuestiones étnicas y de género que podrían estar en juego en la pulseada. Lo que me termina de sacar de quicio a mí es que la nota más larga del suplemento muestra a una María Ester Gilio fascinada con Piglia.

Acá en Atopia nos fascinamos con Emily Brontë y sus Cumbres de cuya borrasca no termino de salir. El viernes a la noche, en una gran mesa de estudiantes de Letras en la vereda de una pizzería a donde llegaban todas las brisas del río, Rocío aseguró que se había enamorado de Heathcliff. "¿De ese psicópata?", pregunté. "Bueno, pues si crees que Heathcliff es un psicópata, jamás podrás traducir Cumbres Borrascosas", dijo. Sonaba a maldición. Busqué atemperar: "Tiene un costado adorable, sí...". "¿Adorable?" saltó Rocío. "¡Adorable es una palabra de Linton, no de Heathcliff!".
Rocío es tan menuda que la intensidad de su furia no me aterrorizaba; pero la seguridad, la velocidad y la perfecta dicción de su español ibérico imponían un respeto extra. Rocío es morena y tiene unos ojos verdes extrañamente opacos. Terminé de convencerme de que era ciega del todo cuando entendí que tenía que leerle el menú.
Las brisas del río, a todo esto, hacían estragos en mis bronquios y no fue tarea fácil, pero por suerte no es sorda. Me cuesta pronunciar; encima, si grito, toso, y los sordos me crispan los nervios. Pero me sentía muy a gusto en esa mesa de gente joven que reconocía haber vivido sus mayores alegrías y amores a través de los libros.
"Todos los personajes de Cumbres Borrascosas tienen su lado luminoso y su lado oscuro", dije. "Si los lees imparcialmente, sí", respondió enseguida Rocío; "pero yo tomé partido por Heathcliff y te puedo asegurar que estoy de acuerdo con todas y cada una de las cosas que hace en el libro". "Húm, pero ese pobre hijo...". "¡¿Hijo?! ¡¿Qué hijo?! ¿El que tuvo con una mujer a la que odiaba? ¡Eso no es un hijo! ¡Y esa Cathy, a quien no sé cómo podía mirar a la cara, hija de su amada Catherine y de ese detestable Linton! ¡No tuvo los hijos que quiso, que hubieran sido hijos del amor más excelso! ¡Es terrible lo que le hicieron a Heathcliff! ¡La traición de Catherine al casarse con Linton no es sólo una traición al amor de Heathcliff! ¡¡¡Ella traiciona la sangre, traiciona la tierra, traiciona todo!!!"

Al oír a una persona de origen europeo meridional pronunciar con tanta emoción las palabras "sangre", "tierra" y "todo", temo que Mariano se puso un poco tenso. La charla en nuestra zona de la mesa, donde también estaba el menor de los Oliva, derivó así en una polémica de altísimo nivel sobre si el Romanticismo es o no programático y racionalista (tesis de Mariano), sobre si la selva en Quiroga es o no un escenario expresionista (tesis mía y del joven Oliva), sobre si el expresionismo (término que a Rocío sacaba especialmente de quicio) es una opción sólo literaria o también biográfica, vital; terminamos cuestionándonos sobre si el misticismo es individual o social. Fue una charla interesantísima y muy bien balanceada porque Mariano y Rocío, con argumentos tan inteligentes como extremos, polarizaban la cuestión desde posiciones opuestas; el joven Oliva y yo, como quien remueve un poco los troncos pesados y arroja más hojarasca al fuego, mediábamos y abríamos el campo de la discusión. Desde el fondo, Tinivella se sumaba al frente moderador. Después hizo más aportes cuando la charla derivó del concepto de gótico en Quiroga a la música gótica.
En otra silla estaba el montón de verdura que compré en la verdulería de enfrente para los cuises. Me iba a ir pero justo las dos mitades de la mesa se unieron en un gran "Who's who" de la Escuela de Letras. Me preocupaba poder llevarles a las ratas esa verdura antes de que atacaran nuevamente los cables del teléfono. (Al técnico de Telecom que vino el martes a arreglarlo, le cayó muy bien Dora. "¡Qué linda!", dijo. Se la mostré porque como había visto el horror de los cables comidos, no quise dejarlo irse con una película de terror -o un cuento de Quiroga- en la cabeza.) Mariano decidió que no daba para más "la estética Arcimboldo" y me ayudó a envolver la verdura de modo que no emergieran las hojas de la lechuga y de la acelga. Después caminé con Tini hasta Urquiza y Paraguay; yo tomé el 103 y él su ómnibus en Urquiza.

Me pasé el sábado tosiendo y mirando de reojo la sombra de mi cara de perfil (mi perfil me gusta, es nítidamente tano) mientras leía Running with Scissors, la atrapante memoir de Augusten Burroughs. Se pronuncia Agustín; nació en 1965 y en su blog está el trailer de la película basada en el libro. Se estrena el 17 de octubre.

Si mal no recuerdo, ese día también sale el juego "Bully". También vi el trailer de "Bully", ¡parecen acuarelas de Grosz! Llegué ahí desde Clarín, a donde había entrado para ver el horóscopo. De ahí derivé a las páginas de Wikipedia en inglés sobre bullying, mobbing y efectos psicológicos de la tortura. Parece que uno de los efectos, tanto de la tortura como del mobbing/bullying, es que a uno le termina pareciendo que la culpa de todo lo que le pasó es de uno. (¿Así que no era de uno? ¡La voluntad de inocencia ha triunfado!)
Luego me puse a mirar una y otra vez en YouTube el videoclip de "Carnival is Over" de Dead can Dance (por eso que se dijo de la música gótica; me dio curiosidad) y me distraje de la traducción de "Cumbres..." pensando en amigas mías de la adolescencia a quienes les encantaría ese video. Justo llamó Graciela. Después de meses, o años, no sé. Estaba escuchando Janis Joplin. Al CD se lo había regalado el hijo. ¡Ya es abuela! Era mi amiga "grande" y ahora tenemos prácticamente la misma edad.
"Me alcanzaste", dijo.
(Pucha, casi todas las referencias culturales de los últimos 2 párrafos están en inglés. Espero que ya no importe.)

Soñé con una venadita de ojos grandes que me seguía mientras yo iba caminando bajo la llovizna y el sol a la vez y después soñé con una abogada, administradora y poeta aficionada de 60 años que se quejaba de su baja autoestima. Este último personaje, que no existe en la realidad, aparecía con una precisión increíble: me acuerdo de sus pecas y de cada palabra que decía en el sueño. Se parecía vagamente a mi abuela.

Ahí están esos bichos, chillando de nuevo. Con una pancarta que dice MÁS ZANAHORIAS YA.

No llamaré a mi madre.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Muy lindo tu blog esperque sigas asi.

9:30 AM  

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