Saturday, December 02, 2006

olvidos

Me descolgué quince días de Blogolandia, es decir: me colgué a la realidad. A la de mi(s) trabajo(s) que ya es bastante buena, pero también a una lectura de poesía en Santa Fe con gente maravillosa, y a las lecturas de poesía que estuvimos organizando con Mariana Vacs y Adriana Sisto en la Biblioteca del Paraná; para no hablar de las súper ricas, casi exquisitas, Jornadas de Traducción Literaria en Rosario... conocí gente alucinante, me enfermé peor del hígado por comer porquerías de copetín, viví a yogur como Dios y Valeria Mazza mandan, adquirí así una autoestima de mujer moderna, tomé litros de hepatalgina con limón, pagué impuestos, hice las compras, dormí, jugué con el gato, escribí un montón de emails y cuando vuelvo a leer blogs... ¡DIANTRES!
Me di cuenta de que me perdí la presentación del nuevo libro de Mercedes Gómez de la Cruz, Soy fiestera, que tanto lo venía anunciando y al fin salió por una editorial más que interesante de Córdoba (La Creciente) ¡y lo presentaban hoy! No es que no hubiera recibido los emails avisando, pero quedaron sepultados bajo la parva diaria de invitaciones, investigaciones, intimaciones, etc., etc.

Esto sucedió al cabo de un extraño día de navigator. Me acordé esta mañana de una parte de un poema que compuse mentalmente en otra ciudad, el siglo pasado, sola en el auto de mis padres, y de que salí a caminar, con alguien; y llamamos a una casa, grande y gris, y alguien nos recibió, y adentro era todo tristísimo. Aquello tenía relación con un flaco que está muerto desde hace 25 años, que ya estaba muerto entonces y que cuando vivía tenía una hermosa sonrisa. La había olvidado, pero no sé si amé algo en el mundo con más ganas que a aquella sonrisa. El sólo recordarla me alegró. Yo tenía doce años y pensaba que ya era vieja, que ya nadie se iba a querer casar conmigo. Y lo miraba; y lo miraba, y eso fue todo. Habrá, en algún lugar del país, copias de una filmación perdida. Mía, en Super 8. ¿Qué se habrá hecho de la vida de sus amigos? me pregunté hoy. Puse datos en google y me enteré de cosas espantosas. Carreras meteóricas en la derecha, esas cosas. No puedo ir a verlos y decirles hola, soy periodista de Atopia/12, denme una foto de su muerto, de su héroe, tengo la sospecha de que se mató a propósito para no llegar a ser como ustedes, ya no me siento culpable de haber amado su sonrisa. Sentí alivio, el del neurótico obsesivo que confirma sus sospechas de que aquello que parecía ser tenebroso efectivamente lo era, y que la estrella pura estaba en efecto donde parecía estar; y entonces deja de vacilar en la ambivalencia, y olvida.
O mejor dicho recuerda, es decir: olvida de verdad, olvida al fin.
Y sin embargo hay dos cosas que quisiera volver a ver.

Aquella casa triste.
Aquella sonrisa.

1 Comments:

Blogger Danixa Laurencich said...

buaf, qué maravilla!

6:07 AM  

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