Lumpen Gentium
Este no pretende ser un blog católico ni remotamente, y sin embargo la combinación de "tomarse el día sábado libre" + "tener banda ancha" produce resultados muy extraños, como se verá en este post. Por esas cosas de la navegación libre, buscando páginas de grupos religiosos de ultraderecha a ver qué piensan, ya que me cuesta creer que piensen ("lo tuyo es masoquismo", me espetó Déivid, ya completamente compenetrado con el psicoanálisis silvestre de los argentinos) fui de lo pesadito (patrioteros, etc.) a lo recontrapesado y terminé recalando en esta perlita:
"El 25 de enero de 1959 el nuevo Papa Juan XXIII, que había subido a la Sede de Pedro tres meses antes, sorprendió al mundo con la convocatoria de un Concilio. Al conocer la noticia, el fundador del Opus Dei manifestó su alegría y esperanza, y comenzó a rezar y a pedir oraciones por el feliz éxito de esa gran iniciativa que es el Concilio Ecuménico. Algunos miembros del Opus Dei participaron activamente en los trabajos conciliares, entre ellos, monseñor Álvaro del Portillo. Durante las diversas sesiones de aquella magna asamblea eclesial... muchos Padres conciliares conversaron con el fundador, para conocer su parecer sobre algunas de las cuestiones que se trataban en el Aula. Cuando se publicaron los documentos conciliares (en 1965), san Josemaría se llenó de gozo... Resulta fácil imaginar su agradecimiento al Señor al leer estas afirmaciones de la Constitución dogmática Lumen Gentium: “Todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, que es una forma de santidad..."."
Cómo no va a estar lleno de alegría el cultor más fanático de la santidad laica, si hizo lobby y le salió bien. Seguí buscando sobre el Concilio Vaticano II y me asombré: el Concilio "piola", el que les retira la acusación de deicidas a los judíos contemporáneos (sólo a los contemporáneos, y ambiguamente: "son tan culpables como los católicos de la muerte de Cristo", dice uno de los documentos emitidos en 1965), el Concilio que al fin admite "una parte de verdad" en las religiones no cristianas y por lo tanto comienza a tolerar la diversidad de cultos (cómo, ¿hasta 1964 les prendían fuego?), ese Concilio es el que declaró que la vida sacerdotal o en congregación religiosa no era condición exclusiva de la santidad, convirtiendo así cada hogar católico en un templo, en un monasterio, en un baluarte de la fe, en un pedazo del Cielo en la Tierra, vale decir: en un infierno de privacidad invadida por la moral pública clerical. Y todo gracias a Joe y sus amigos. Me imagino esas conversaciones: Te disculpo a los judíos -dice Joe- si me dejás que NUNCA desarme el Pesebre navideño. Encima después la Iglesia empezó a tener menos sacerdotes porque total, cualquier ama de casa, cualquier padre de familia "puede y debe" aspirar a la santidad, respetando la libertad, las vocaciones y los cuestionamientos de los hijos (previamente adoctrinados a mansalva, se entiende) con "el sufrimiento del apóstol".
Antes había encontrado una página donde decían, unos curas fanáticos que se quejaban de la escasez de colegas y de monjas, que "Satán se había sentado en ese Concilio" y pensé lo que cualquiera pensaría, "qué locos que están estos tipos". Pero después de ver los documentos en cuestión, más la paginita del Octopus Dei "Aleluya, aleluya, qué bien nos salió el lobby", se me ocurre que cabe admitir en aquella afirmación un tanto mitológica "una parte de verdad", metafóricamente hablando, aunque más no sea; y no por el tema de los curas sino por el horror doméstico del hogar vuelto convento.
Menos mal que tengo mucho trabajo, a full de acá hasta fin de año, porque si llego a tomarme otro día libre no sé de qué no me puedo llegar a enterar.
"El 25 de enero de 1959 el nuevo Papa Juan XXIII, que había subido a la Sede de Pedro tres meses antes, sorprendió al mundo con la convocatoria de un Concilio. Al conocer la noticia, el fundador del Opus Dei manifestó su alegría y esperanza, y comenzó a rezar y a pedir oraciones por el feliz éxito de esa gran iniciativa que es el Concilio Ecuménico. Algunos miembros del Opus Dei participaron activamente en los trabajos conciliares, entre ellos, monseñor Álvaro del Portillo. Durante las diversas sesiones de aquella magna asamblea eclesial... muchos Padres conciliares conversaron con el fundador, para conocer su parecer sobre algunas de las cuestiones que se trataban en el Aula. Cuando se publicaron los documentos conciliares (en 1965), san Josemaría se llenó de gozo... Resulta fácil imaginar su agradecimiento al Señor al leer estas afirmaciones de la Constitución dogmática Lumen Gentium: “Todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, que es una forma de santidad..."."
Cómo no va a estar lleno de alegría el cultor más fanático de la santidad laica, si hizo lobby y le salió bien. Seguí buscando sobre el Concilio Vaticano II y me asombré: el Concilio "piola", el que les retira la acusación de deicidas a los judíos contemporáneos (sólo a los contemporáneos, y ambiguamente: "son tan culpables como los católicos de la muerte de Cristo", dice uno de los documentos emitidos en 1965), el Concilio que al fin admite "una parte de verdad" en las religiones no cristianas y por lo tanto comienza a tolerar la diversidad de cultos (cómo, ¿hasta 1964 les prendían fuego?), ese Concilio es el que declaró que la vida sacerdotal o en congregación religiosa no era condición exclusiva de la santidad, convirtiendo así cada hogar católico en un templo, en un monasterio, en un baluarte de la fe, en un pedazo del Cielo en la Tierra, vale decir: en un infierno de privacidad invadida por la moral pública clerical. Y todo gracias a Joe y sus amigos. Me imagino esas conversaciones: Te disculpo a los judíos -dice Joe- si me dejás que NUNCA desarme el Pesebre navideño. Encima después la Iglesia empezó a tener menos sacerdotes porque total, cualquier ama de casa, cualquier padre de familia "puede y debe" aspirar a la santidad, respetando la libertad, las vocaciones y los cuestionamientos de los hijos (previamente adoctrinados a mansalva, se entiende) con "el sufrimiento del apóstol".
Antes había encontrado una página donde decían, unos curas fanáticos que se quejaban de la escasez de colegas y de monjas, que "Satán se había sentado en ese Concilio" y pensé lo que cualquiera pensaría, "qué locos que están estos tipos". Pero después de ver los documentos en cuestión, más la paginita del Octopus Dei "Aleluya, aleluya, qué bien nos salió el lobby", se me ocurre que cabe admitir en aquella afirmación un tanto mitológica "una parte de verdad", metafóricamente hablando, aunque más no sea; y no por el tema de los curas sino por el horror doméstico del hogar vuelto convento.
Menos mal que tengo mucho trabajo, a full de acá hasta fin de año, porque si llego a tomarme otro día libre no sé de qué no me puedo llegar a enterar.
5 Comments:
vos sos de la poca gente que me hace reir todavía en este mundum...
garcie eterna
Coincido totalmente con el comentario de danixa, porque con un tono contrariado y que apresuradamente podría ser tachado de "mufa" me haces cagar de risa. Veo que tenes un perfil de busqueda, de curiosidad, se me ocurre decir borgeano o ecléctico, pero la veta del abigarrado sustrato de información cultural occidental que explorás es desopilante. Quíen se banca la lectura de esos reportes ecuménicos? A demás el nombre de Juan XXIII para mí y muchisimas generaciones de niños en Concordia, Entre Ríos, es sinónimo de amenaza, porque es el nombre de un horfelinato de las afueras donde los curas tienen a cargo la crianza de huérfanos y expósitos. entonces, cuando nos portábamos mal, nuestros padres nos decían: "¡te voy a internar en Juan XXIII!" Igual que la escuela primaria donde me mandaban, que a mí me daba verguenza porque se llamaba "Fray MAMERTO Esquiú", algo patético. Un beso, Bea. Ojalá tengas más días libres!!
A mí lo que me sorprende de "anécdotas" como las que cuenta éste post, es que la gente no dude. Y dele quete dele con dios y los santos y la vida santa y qué se yo qué carajo... Qué pesado. Lo mismo les cabe a los chicos de FUBA que dijeron cualquier cosa ante la convocatoria de la asamblea universitaria en el Congreso de la Nación.
¿Para tener poder hay que ser hincha pelotas y aburrido? ¿No les da pudor ser tan densos?
Saludos
¿Poder? ¿Quién habló de querer tener poder? (Bancate ese triple infinitivo.) Saludos...
Ah, además esto estaba en la página de ELLOS mismos. Esa página, ante todo, como diría Max Cachimba, me pareció muy graciosa.
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